Guinea a medio mes del inicio real del mandato de Nguema Obiang.
Si cualquiera fuera a Guinea Ecuatorial encontraría que la gente nativa está ocupada en dejarse ver en el entorno del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial para merecer un cargo en la próxima remodelación, buscar forma de robar para tener dinero para las navidades, siendo agente de tráfico o funcionario con asiento en una oficina, preocupada por la suerte de la selección de fútbol y buscando forma de asentarse en una iglesia para asegurarse la vida eterna. En realidad se podría creer que mucha gente está en estas iglesias por lo que decimos, pero también sabemos que acuden a las mismas para exorcizar su propios demonios o someter al poder del fuego divino de los pastores a los hijos que nacieron con tendencias homosexuales.
Muchos guineanos tienen negocios propios, precarios, y los ladrones han comprando billetes para ir a Turquía, o a Dubai, a comprarse ropa para estos negocios o para sí mismos de cara a las fiestas navideñas. En realidad lo de los negocios propios no deberían estar en el párrafo en el que hablamos de los ladrones, porque son situaciones distintas. El resto de la gente que no mencionamos está sobreviviendo, es gente que cree en un sacerdote o en un pastor y, además, es gente que rara vez se queja de la escasa promoción de la educación pública por parte del poder en plaza. De hecho, es gente que cree que solamente pueden estudiar, dentro o fuera, los que tienen dinero, los hijos de los ladrones.
Seguimos la vida de esta gente, muchos de ellos son gentuza de lo peor, porque no están queriendo ver que no les queda cuerpo para vivir la tercera generación de los dictadores de la provincia de Wele Nzas, esta vez en la persona del alto mando del ejército Teodoro Nguema. Bueno, su padre lo metió en el ejército suyo con calzador, y porque al joven lo que le gustaba era ir a Brasil a ver culos de vez en cuando.
Una de las cosas que pasan en Guinea es que se puede decir que el padecimiento es transversal, pero hay una gente que es de una etnia en concreto que de cuando en cuando se hace consciente de su situación de privilegio y reclama su posición de dominio. Por ejemplo, podría salir un jovencito de padres de Mikomeseng y felicitarse por su incorporación al ejército, creyéndose defensor de Guinea y otras tonterías. Y esto, que parecería un asunto trivial, tiene mucho que ver con el hecho de que estamos a medio mes de entrar en una época de grandes remodelaciones y todo el mundo está a lo suyo, como si Guinea no fuera una dictadura.
Bueno, lo resumimos para no andar soltando epítetos e imprecaciones: la realidad es que lo que se dice en Guinea es, mirad, esto es una dictadura, podríamos ser también víctimas, pero sabemos que hay un Dios oscuro que nos ha entregado el poder. Y de hecho, Macías lo sabía. Y claro, se para la rueda de los cambios y todo sigue igual. Lo que hemos dicho significa que si hubiera algún colectivo luchando por lo que sea, pongamos por ejemplo el escandaloso y creciente poder que están teniendo los pastores en la vida diaria de los guineanos, podría ocurrir que los miembros de este colectivo asumieran su condición de hipócritas sin ningún miramiento. Es lo que dijimos arriba. Y claro, nos va mal a todos, porque no tenemos a quién encomendar. Fin
Barcelona, 11 de diciembre de 2025
Posdata: La mejor solución a una situación como la que se vive en Guinea es reclamar el Armagedón, que venga el fuego verdadero y lo queme todo, todo, alcanzando el mismo a las naciones presumidas con sus líderes de mierda. Pero ya saben, Dios no es precisamente un señor que hace cosas llamativas cuando no es el cumplimiento de su voluntad.
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