Guinea Ecuatorial: Nadie
Guinea Ecuatorial: Nadie
Sí, así se ve, así se lee, ene a de i e, nadie. Lo que queremos decir es que nadie está a cargo de nada en Guinea Ecuatorial, y es la impresión que se tiene cuando se mira el país, cuando se pasea en él. Lo que pasa es que uno pone la tele de Guinea, y tiene la oportunidad de vivir un telediario y podría acabar con la impresión de que aquí se trabaja mucho, mucho, y que hay mucha gente, muchísima, y trajeada, que está al tanto de que las cosas se hagan, y bien. Incluso a veces muestran las reuniones que han tenido con el hijo de Constancia Mangue, el mayor, y se les ve tomando nota y todo, como si fueran a aplicar las recomendaciones.. Un servidor, que hace un mes que está en Malabo, podría decir que hay un esfuerzo en recoger la basura, al menos en los sitios visibles del casco urbano. Otra cosa muy distinta es el tratamiento que se le da a esta basura, y de esto no tenemos noticia. De alguna gente hemos oído de ciertos residuos que se arrojan al abismo del Puente Cope, una solución que nos parece rebuscada, además de… ¿A quién se le ocurrió?
Pero todo sigue igual: Toda la gente que hemos visto, incluso trabajadores del hospital, cree que la sanidad no es segura, que no irían al Hospital General, pero tampoco al hospital de los israelíes, conocido como La Paz. Y a la hora en que estamos redactando esto, nuestra pariente cuya muerte fue certificada en ese hospital sigue pasando frío en un cajón del centro, a la espera de que los que se duelen de su muerte paguen los 10 millones de FCFA que les reclama la gerencia por no sabemos qué cuidado le administraron. Y esto, que ya insistimos que no es la primera vez que ocurre, debería ser un tema de debate de la ciudadanía, pues de este tema depende su supervivencia. ¿Quién tiene en su casa más de 10 millones de franco CFA para hacer frente a cualquier contingencia médica si en la anterior entrega ya hablamos de la mendicidad que aquí es común?
Por su parte, los que quieren que en Guinea haya justicia deberían saber que hay muchísima gente detenida sin ninguna acusación y que pasa más de un año en los centros de detención, llámese Gendarmería, el caso de Jerónimo Ndong, llámese Blay Beach, o la recluida e insólita cárcel de Oveng Asem, en la selva metida. Y esto ocurre y nadie de los mencionados hace nada. Siguiendo con lo que no hay, todavía no hay ninguna canalización de agua potable para la capital de la República de Guinea Ecuatorial, y las escenas de niños y grandes vagando con garrafas de plástico para hacer acopio podrían ilustrar una enciclopedia entera. Que sepamos, desde que se instalaron los semáforos en Malabo ninguno ha sido reparado, y los destruidos no han sido repuestos. Otro tanto pasa con los postes del alumbrado público. Un servidor fue testigo del desprendimiento de una parte de uno de estos postes, hace de ello más de 12 meses, y puede presentar la foto de cómo sigue ahora. Ninguno lo vio, la misma suerte que ha corrido otros tantos en puntos distintos de la ciudad. Y una sola foto hubiera reventado cualquier reunión que hubiera tenido el hijo de Constancia con quien sea: una centralita eléctrica de estas que pusieron los chinos, y que fue reducida a pasta correosa en las inmediaciones de un asentamiento militar de la ciudad. Y no es un caso aislado.
La Guinea entera no parece tener un servicio de telefonía móvil eficiente, sino un sistema de prepago que es una birria, un agujero para echar billetes de quinientos francos. El cableado y todos los dispositivos para garantizar la energía eléctrica están en manos de una empresa llamada SEGESA, cuyos empleados, tanto técnicos como administrativos, no tienen ni puta idea. Lo podemos disimular, pero nunca hemos estado tan expuestos a gente tan malvadamente incompetente. De hecho, hastiados de esta incompetencia, en este viaje hemos decidido no enfrentarnos a nadie de la misma y hemos decidido vivir sin electricidad. Sí, el escritor más prolífico de un supuesto país petroleado lleva 28 días sin electricidad, y simplemente porque los que arreglan los asuntos de la conexión no acaban de saber que es una lata que tengas que darte de baja y de alta cada vez que sales y entras si tienes una vivienda permanente y un contador. Además, muchos de los que firman la asistencia en la empresa desconocen cómo se hace este trámite, y por qué creen que es necesario.
Todo lo que hemos dicho que falta, y podríamos citar más y no acabar, como la suciedad de los mercados, está bajo la responsabilidad de muchos ministros, viceministros, secretarios generales, directores generales y otros puestos menores en un número groseramente importante que goza de ciertas prebendas. Muchos son VIP, y llenan las salas VIP, por ejemplo, de los bancos, haciendo el ridículo. Pero se diría que no tienen ninguna responsabilidad. En el ministerio correspondiente habría un director general de alumbrado público, y un adjunto, todos con sueldos oficiales. O un director general de circulación vial, alguien que debería saber que los semáforos sirven para algo. Y tendría un adjunto, y porque el señor marido de Constancia gusta de firmar los nombramientos. Pero estos no ven nada, para ellos todo está bien.
Pero hacen todo esto porque todos los que deberían quejarse y escandalizarse de estas graves carencias, los ciudadanos, se constituyen, esto sí, en cofrades de las iglesias. Hacen gestos algo llamativos como para darse la paz, si andan de católicos, y berrean peligrosamente y bailan, si se confiesan evangélicos. Como les seguimos el paso, podemos certificar que en una área de 600 metros de largo por 200 de ancho hay 16 garitos diferentes con gente orando a Dios. Y seguro que en este mismo espacio hay gente que practica algo que podríamos llamar curandería, que es una excusa para no poner pie en ningún hospital de la ciudad. El asunto, no lo olvidemos, es que no hablan de lo que necesitan porque quieren salvarse, vivir con Dios para siempre.
Podríamos tener, como siempre, la tentación de creer que podrían estar mereciendo la suerte que tienen, pero la pregunta debería ir para quien nombra a tanta gente que es incapaz de levantar una sola hoja de una acera. Esto es, ¿cómo diablos se justifican los sueldos de tanto funcionario público si..? Bueno, nos gustaría ver la cara que se les quedaría a todos estos fieles cristianos el día que su Dios les afee la costumbre de no quejarse por nada, así que no se merecen ninguna vida eterna. Estamos seguros, nadie se merece la vida eterna si eligió vivir, siendo guineano, como un simple vegetal. Podríamos terminar mejor, como desear que caigan rayos y truenos sobre…
Malabo, 28 de julio de 2025
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