Guinea, el silencio que precede al abismo
He llegado a Guinea Ecuatorial y tantas cosas me llamaron tanto la atención que contarlas nos tomaría mucho tiempo, así que gastaríamos mucho dinero. O perderíamos la fe en todo, en todos, en un señor medio barbudo que tiene seguidores en todo…
De hecho, no sabríamos comenzar. Sí, he llegado y me he topado con los mismos que saben que habría que mantener la boca cerrada porque nos podría pasar algo. Pero dejan esto en el aire ,y al escarbar en su vida silente, descubres que ya hicieron planes de abandonar el país, o que lo harían si las cuestiones migratorias fueran otras. ¿Adónde diablos irían dejando su país, uno que acaba incluso de recuperar una isla disputada con el país de Gabón? Pues irían todos al país de los blancos.
Antes de adentrarnos en esta cuestión, os tengo que contar dos cosas de las tantas que me han hecho creer que esta vez no hay retorno, y no estoy hablando precisamente de los que ya tienen todo preparado para salir de aquí, o de los que ya tuvieron la suerte de que alguna embajada se creyera el cuento ese de que la familia entera se iba de vacaciones. Resulta que ayer, y en penumbra, vi a la enésima mujer de cierta edad que había estado hurgando en los contenedores de basura para coger las latas ahí tiradas. En su caso ya había realizado el sucio gesto y, bajo el peso de lo que había conseguido, se dirigía a donde le llevara el destino, quizá su casa. Pero apenas podía dar un paso bajo el peso del saco que contenía su asqueroso trofeo. Su andar dificultoso podría deberse a que era de avanzada edad, o los achaques de la misma le habían colocado al borde de no poder enfrentarse a ningún desafío vital. Fue verla y pensar que en algún sitio debía estar un hijo o hija, sobrina o prima que tendría mejores condiciones para impedir que la anciana estuviera revolviendo en la basura para sobrevivir.
Lo otro que vi es de antes, y parte de ello ya ha saltado a la redes sociales. Una pariente mía fue encontrada semiconsciente en un punto cercano a la capital, y primero fue llevada al hospital general. Ahí no quisieron ni pudieron atenderla, y fue llevada muchas horas después a una clínica de la que dicen que es de Constancia Mangué. Ahí no habría nada con la que atenderla, y finalmente fue llevada a la clínica La Paz, a unos tres kilómetros de la catedral de Malabo. Lo abreviamos, ahí certificaron su muerte, pero no pudo ser entregada a sus familiares porque aquella clínica exigió el pago previo de 10 millones de FCFA, alrededor de 15 mil euros. Sigue en los depósitos de aquella clínica a la hora de firmar esta crónica. Y me aseguran que no será el último caso. ¿Se imaginan ahora nuestro ceño fruncido cuando nos topamos con bípedos provistos de inteligencia que recomiendan que cerremos la boca, ya que nada cambiaría, además de que se quieren ir? Otro día hablaremos de los que recogen latas y de lo que hacen los guineanos, al menos los que están a mi alcance.
Bueno, a cerca de 300 años después de la abolición de la esclavitud, gente negra de África está haciendo el gesto de mantener cerrada la boca, mientras hacen todo lo posible para dejar país propio para ir a recibir los insultos de los racistas de todos los países que han estado envueltos en dicha trata. ¿Cómo piensan que acabará esta historia? Pues diría que volveríamos al punto 0, y acabaríamos diciendo que los que nos esclavizaban, en la piel de nuestros antepadres, eran unos visionarios y querían hacernos un favor.
¿Quiénes van a quedarse aquí. Muchos de los que se suman con fervor al día de oración, los palmeros que han mantenido el puesto consentido por la casta militar de la familia de Obiang y los que no tienen dónde caerse muertos, de estos que son recogidos, y ya muertos, solamente serían enterrados si la familia paga un rescate. Bueno, es un resumen. Aquí llueve, que es algo de agradecer; un servidor no llegó aquí con fuerzas para seguir insistiendo en que la empresa de la luz le conecte nada, y entonces no hay energía para andar gastando en escribir crónicas. Y sí, esto, según lo veo, ya no tiene por dónde cogerse. Ahora estamos en el carajo. Hay que devanar los sesos hasta encontrar cómo salir de él.
Malabo, 14 julio 2025
¿DE QUIÉN ES EL TEXTO?
ResponderEliminarEs de Ngukuni Godey
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